martes, 21 de octubre de 2014

No quiero atravesar la tela del otro lado.

No quiero atravesar la tela del otro lado.
siendo polilla sin alas.
La silueta de una mariposa recortada.
por  tijeras de menguante luna de plata
que sujeta entre sus manitas frías,
Un niño de escarcha.

Ni vivir encerrada dentro de un espejo.
Siendo el fantasma de aquella infancia...
Que desapareció tras las sombra de un cervatillo.
Convertida en tórtola blanca.

Tampoco quiero ser la flor
que se cierre dentro de la boca de un poeta muerto
tendido sobre su cama de barro.
De cuyos labios verdes se escape un suspiro,
que haga que todos los ríos lloren conmovidos.
Y que los cielos habrán sus carnes azules.
Con la punta de un rayo oxidado
Derramando su sangre transparente,
sobre los ojos de sus hijos.

Ni un sol que se apague de golpe,
cuando lo toque con el dedo.
Hasta desaparecer convertido
en una pequeña mariquita naranja,
Que duerma en lo alto de mi pecho.


No quiero ser aquel conejito
que se volvió terrón de barro
entre las manos transparentes del agua.
ni una  mimosa que se cierre.
Al ser rozada por unos labios de fuego.
ni una alondra de cristal
dormida en el centro de una pupila.
y convertida cuando la brisa la acaricia
en una estatua de hielo.


Ni  sentir la angustia del ultimo rayo crepuscular
asesinado por  Nox
Cuando nadie esta mirando.
Y las estrellas llevan un puñal en la mano.


No quiero atravesar la tela del otro lado.
siendo polilla sin alas.
Sin ser antes el viento que mueva tus sabanas,
en las madrugadas silenciosas
cuando la luna baje de su pedestal de plata.


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