Dark moon in my heart.
Sombras fantasmas de poetas muertos
tocando el violín
en el interior de mi pecho roto.
Ya no veo sonreír la luna
desde que me arranque con mis manos
los ojos del alma.
Ya no creo en unicornios
desde que recibí una coz multiarcoíris
en la marca
con forma de niña mariposa
de mi frente,
Y he dejado las venas expuestas
sobre los pentagramas
agonizantes de las canciones que soñé
y no fui capaz de escribir.
Tal vez algún día pueda volver a ver
el corazon palpitante
de aquel niño azul
sonreír como un dulce gato vampiro
desde mi ventana abierta
a lo imposible.
Por el momento
me conformo con tomarme un café
contigo.
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