Fragmentados en miles de gritos
que resuenan en todas las guerras
como un eco de puñales y trompetas.
Nos rompernos en miles de balas
de cristal, cuya explosión de lágrimas
se clavan en las venas del paisaje.
Nos cortamos, y nos desangramos
lentamente, sobre los restos
de una antigua biblioteca convertida en bar.
Y nos clavamos nuestras heridas
en lo mas profundo del alma.
En el roncón mas oscuro
donde crecen las flores del la muerte
regada con nuestras lagrimas.
Porque somos de cristal y sangre.
Autómatas humanos en medio
de esta guerra llamada crueldad.
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