domingo, 21 de septiembre de 2014

Naturaleza muerta:

Pintare;
un cuadro de naturaleza muerta.
Sobre un paisaje vació.
En donde,los esqueletos de los delfines
naden entre lagrimas.
y donde los pétalos de las margaritas
sean las pestañas de las estatuas.
y sol salga por la frente abierta
de los poetas dormidos sobre la  piel de la hierba
cuyos brotes dan relojes
que marcan las doce en lo alto de la torre gris,
de la luna llena.
Desde mi balcón abierto
Las estrellas son bombillas de las farolas apagadas.
En donde quedo prisionera una luciérnaga.
que acabo
bebiendo sorbos de su propio brillo azul.
y ahogándose,
en un diminuto canto de mar.


Pintare un cuadro de naturaleza muerta
en la que los jilgueros
tienen una gota de sangre colgando de su pico
como marca de la muerte de la primavera.
cuyo cadáver fue encontrado por la noche.
Que se separo de su propio cuerpo;
para poder ver
el rostro de la nostalgia
Que tiene la apariencia de un gato mojado por la lluvia.
Y cuyo maullido,
se pierde entre los ecos de los corazones
que laten dentro de los corazones de porcelana.
Los elefantes de hierro;
retuercen sus patas fundidas dentro del barro.
Y las palomas de agua,
mordisquean el gris de los edificios.


Pintare un cuadro de naturaleza muerta.
En el que se escuche,
el sollozar de aquella botella medio vacía.
en cuyo interior,
haya una mariposa de vapor prisionera.
Que se muere,
siendo pétalo de amapola.
En el interior de la boca de un pez de metal y plata.
En donde hacen su nido
Centenares de diminutas golondrinas.
cuyas plumas
se esconde la ternura infantil,
que el poeta olvido
en medio de una vorágine de latidos inconstantes.
que se apagan;
sobre la palma de la mano
de aquellos que tienen soles sobre la piel.


Pintare sobre un lienzo vació,
un paisaje de naturaleza muerta.
En donde las realidades mas duras,
sean blandas metáforas
que goteen de los dedos de los niños de hielo.
como cera blanda derretida,
por las manos de un dios Vulcano en miniatura.
y cuyos ojos son;
El escondite perfecto para una bandada de azulejos.



Pintare sobre un lienzo negro,
un cuadro de naturaleza muerta.
En donde los esqueletos de los delfines,
naden entre lágrimas secas.
y la muerte maquille
su  cara de muñeca de porcelana inexpresiva.
Con los colores de un arco iris
que gotea sobre un paisaje
en donde los relojes marquen la hora exacta
en la que florecen,
las lunas ocultas bajo la tierra.

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