He masticado el dolor y la rabia
hasta tragarme mis dientes
como si fuera flores de plomo
o frutos de lágrimas amargas.
Tanto dolor me arde
y me consume por dentro
que a veces desearía no tener alma
para no sentir lo que siento.
A veces me hubiera gustado ser
una especie de autómata sin sentimientos.
Una muñeca de barro
mirando la destrucción de la esperanza
con los ojos huecos.
¿Cuantas veces me hubiera gustado
no ser partícipe de toda esta violencia?
De esta violencia oculta e invisible
que me oprime el alma
con sus tentáculos oscuros y homicidas.
Pero he de tragarme la amarga bilis
que cada noche se retuerce
como una enredadera de odio en mi garganta.
Una enredadera muy dura y muy afilada.
Esa bilis llamada guerra.
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La sensibilidad de tu talento queda impresa en esta preciosa joyita poética.
ResponderEliminarAquí o allá, siempre grato.
Grayce