Me siento como una bala extraviada
y como esa flor que siempre echa raíces
en el pecho equivocado.
Estoy perdida entre los laberintos
de los versos violentos y urbanos
que se deshilachan como cuerdas de violín
sobre los corazones de los poetas románticos.
Soy como una sombra
que se desprende de su propia piel.
El tiempo me corta los párpados
con su guadaña oscura.
Y la oscuridad es un inmenso pájaro
que quiere anidar en lo mas profundo de mi ser.
Y cada noche deambulo por un bosque
de árboles eléctricos y lunas plastificadas.
Dejando por el camino mi corazón roto
y mis huellas recién amputadas.
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