domingo, 2 de noviembre de 2014

Flores de metal:

Flores de metal.
Hecha un manojo de alambre.
Espinas de plata, que se clavan como gotas de lluvia metalizadas.
sobre la palma de mi mano abierta.
Sangre espesa y negra.
Que chorrea
de unas maquinas que agonizan convertidas en serrín.
y que se pega
como un caramelo de magma en mi muñeca.

Jardines de mecanismos y motores.
Con un árbol de hierro fundido.
En donde hay, atado a una correa de goma y acero.
Un perro de azufre.
Que bebe el aceite que gotea como miel espesa
de los diente rotos de los engranajes.
como si fuera agua pura para calmar su sed de fuego.
Hasta que cada gota de ese aceite negro.
perfora, como si fueran pequeñas pequeñas puntas de flecha.
Su gruesa lengua

Heridas sobre la piel.
De un motor podrido por el tiempo.
que se deja morir tras los arbustos de cobre.
En donde crecen salvajes aquellas flores
Con sus pétalos grises regados por el oxido.
Que moja sus bocas abiertas
con su agua de fino acero.
cerrando con cada gota que cae contra el suelo;
para siempre sus ojos abiertos

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