Nos abrazamos hasta rompernos.
Hasta que nuestros cuerpos
se hundieron con el polvo.
Nos hicimos cristales de sangre
y dos corazones de tierra
sobre el asfalto de las pasiones.
Fragmentados y heridos, nos consumimos
en medio de un corazón quemado
por nuestro propio sol.
Y en un último aliento
color verano. Nos fundimos
con el paisaje fragmentado
de nuestras bocas convertidas en barro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario