En el paisaje de mis ojos
siempre es noche eterna.
Pues, la diminuta luna
que en ellos habitaba
se volvió, una oscura
y penetrante calavera.
Y las estrellas, que cada noche
se perdían en tu mirada murieron inmoladas
entre sollozos oscuros
cuando la oscuridad cubrió el eclipse
de tu sol , y mi luna aniñada.
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