Y entonces todo cambio de pronto.
El paisaje se volvió
hilos de alquitrán frente a nuestros ojos.
Y la ciudad
una inmensa boca gigante
con aliento a sangre seca y lagrimas mezcladas con cemento.
Y nosotros en medio de un cráter de venas
y sueños rotos.
Nos consumimos siendo aquellas mariposas de ceniza
perdidas en medio
del silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario