Cada noche.
Cada instante.
Con el pecho roto y el corazón reducido a aire.
Gimiendo, desgarrándome, y jugando
con mi piel.
Siendo.
No siendo.
Viviendo entre la realidad y el sueño.
Convertida en un suspiro oscuro
que lentamente
agoniza en versos convertidos en oscura tinta
y negra sangre.
Es muy lindo pasar por tu blog y leerte.
ResponderEliminarUn lindo fin de semana.
Un abrazo