martes, 5 de abril de 2016

Sobre las calles pavimentadas...

Sobre las calles pavimentadas
con las lágrimas de los niños.
Dejare caer mis cabellos.
Y sobre las paredes de los edificios
levantados con palmas de manos y venas secas.
colgare mi corazón a la vista de los pájaros.

Toda la ciudad de Nadie
fue levantada sobre un inmenso cementerio.
Un cementerio de coches oxidados
y pieles de mariposas disecadas.
Toda la ciudad es campo santo de luces apagadas,
y ventanas clausuradas.
Ventas que ocultan candados.
Candados que son ojos. Ojos que miran fijamente al cielo.

De noche las tabernas,
llenan sus mesas de poetas taciturnos.
Poetas que son sombras encadenadas a sus plumas.
plumas que respiran entre papeles muertos.
De Marineros borrachos vomitando
por las esquinas de la angustia.
Tras haberse bebido cuatro copas de luna.
Y de mujeres con los labios cortados
con la uña de un gorrión.
Una melodía de contrabajos afónicos,
resuena entre los arrabales como un grito.
Un grito de gargantas huecas. ¡Un grito roto!

Y sobre las calles pavimentadas
con lágrimas de niños,
Y en  las paredes de los edificios
levantados con palmas de manos y venas secas.
colgare mi corazón para ser devorados por los pájaros.

Pájaros de negra sombra.
Pájaros de plumaje negro.
Pájaros que comieron mi corazón
colgado de las fachadas de los edificios casi muertos.
Muerta quedo la ciudad.
Muerta sin campanas,ni poetas.
Y sobre aquellas calles pavimentadas
con lagrimas de niños sin pupilas.
¡Dejare caer mis cabellos!

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