Ya calló la luna.
Ya callaron de golpe los pulsos
como una lluvia,
de insectos enmudecidos.
Ya se derrumbaron
los castillos de naipes sobre el agua.
Y los charcos se hicieron mares
para que se hundieran,
los cocodrilos de latón en ellos.
Ya vomitan los patos piedras,
contra los tejados.
Y los niños usan cuchillitos de plástico.
Para abrir las gargantas a los cerdos.
Los perros de los arrabales
aúllan con la voz de mil violines diminutos
que arañan la palma de la mano.
Los edificios de la ciudad
abren de par en par sus ojos de cristal.
Y en sus pupilas,
se ve reflejada la angustia,
que tiene el rostro de una garza herida.
Una estampida de bestias sobrealimentadas
pisan con sus pezuñas de oro.
los estómagos de los casi muertos.
Y las hienas ríen a carcajadas.
Enseñando a las niñas con vestiditos blancos.
una hilera de dientes podridos.
Y en lo alto de un palco.
Se descuelga cabeza abajo un pelele.
y hay una señora gorda
que se estrangula con un rosario.
Cerrar el telón.
Ya calló la luna.
De su torre de lagrimas secas.
Convertida en mil palomas.
Que a su vez,se volvieron perlas.
Para aplaudir el acto final.
De este absurdo esperpento representado día tras día
En el gran teatro de la vida.
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