domingo, 9 de agosto de 2015

El duelo (Madrid 1866)

A la caída de la media noche.
Los dos se dieron cita.
En una calle de Madrid,
nebluna y sombría.


La luna como único testigo.
De este pulso de pistolas y sables enmudecidos.
Donde el silencio es un campana que grita.
Con voz profunda.
Y el tiempo es un caballo que galopa
sobre los corazones dormidos.


Dos sombras enfrentadas frente a frente.
Caminando con paso plomizo.
Unos pasos que resuenan por toda la ciudad,
como una estampida de toros bravos
perforando con cada paso,
las entrañas de los adoquines descoloridos.


El reloj de la Puerta del sol,
toco con furia las muerte en punto.
Mientras las palomas de cal viva
alzaron su vuelo de pólvora sobre los tejados.
Y las ruedas constantes de los carruajes,
retumbaron sobre la calle
como puños sobre las mandíbulas.

Y cuando el destino incierto campanero.
Toco. la primera campanada.
Las dos sombras descubriendo sus rostros.
Camuflados,bajo el ala de sus sombreros.
Sacaron a la par, sus pistolas,
ocultas en el forro de sus mortecinos abrigos negros.
Disparando a la vez,
y cayendo al mismo tiempo.

Un choque de diminutos truenos
contra la pared del aire.
Abrió grietas entre los muros.
Por donde salieron volando en bandadas.
Los pájaros del plomo y hierro.
Y las gargantas gritaron
rompiendo los graznidos de los cuervos


Fue a la caída de la media noche
Cuando rugieron las pistolas.
Cuando las balas las frentes mordieron .
Cuando las larvas del destino.
hicieron su nido,dentro de los ojos abiertos.
y los insectos de la sangre
pusieron sus huevos en la boca de los muertos.

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