sábado, 18 de abril de 2015

Al otro lado de la higuera (ensoñación poética)

Al otro lado de la higuera,
donde cuelgan de sus ramas
los frutos de la sombra.
Y la luna ríe
con dentadura de caballo.

Un poeta con una  mortaja de nardos,
sueña. el sueño del silencio
tendido con su cuerpo fuera de su envoltura,
sobre la esfera del reloj quieto.

Viendo el alumbramiento del amanecer
con unos ojos que son,
dos ventanas abiertas que dan a un balcón
en donde una niña de humo esta asomada.
Y en cuyos iris se bañan
dos lunas azuladas.

Una alondra de cera
con dos sus patitas convertidas,
en dos junquitos de mimbre.

Alza su canto de lumbre
subida en lo alto de una torre de hielo.
Que en vez de derretirse,
con el calor de su voz.
Tiembla. como tiemblan los niños
ante lo que les parece nuevo.
Con ese dulce temblorcillo
que hace que con cada espasmo,
se tambaleen como un castillo de naipes
las paredes de la angustia.
Y se caigan los muros del llanto.


Y al otro lado de la higuera,
donde cuelgan de sus ramas
los frutos de la sombra.
Y la luna ríe
con dentadura de caballo.


Yo permanezco sentada
pasando mi mano sobre la loma de un cerro,
cuyas flores tienen unos pétalos
que son hojas de navaja.
Pero que en vez de cortar mis dedos,
cortaban la fina tela
que se para la muerte del sueño.

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