lunes, 15 de diciembre de 2014

El latido de la madrugada

cuando la flor ,
que duerme bajo el manto de la tierra
despierta de su sueño.
alzando su frente.
para mirar con sus ojos multicolor
fijamente al cielo.
puede ver, con la inocencia
con la que un niño,
acaba de descubrir su risa frente al espejo.
por un instante,por un momento.
el corazón de la madrugada.
latiendo,como si fuera un pequeño cuco de niebla.
que asoma su cabeza de escarcha.
fuera de su pecho.
Y escuchar su palpitar naranja
como si fueran pequeños pulsos de lluvia
Que resuenan con el viento.
Donde cuelga de los arboles
un pequeño fruto de fuego
Cuyo zumo al exprimirse
Con las manos invisibles del horizonte
Tiñe de dorado el cielo.
Dando de beber a los campos boreales,
En donde pastan los corderos.
Y juega con la aurora los niños de agua.
Que no tienen color en el pecho,
Solo una pincelada de luna
Pintando su rostro de  muñeco transparente
Sin vida, ni tiempo.


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