Cuando el universo apague
el candil del sol.
y las luciérnagas se descuelguen del techo.
como ínfimos hilos de hielo
que se balancean sobre los párpado de las hojas dormidas.
Las estrellas desde su ventana abierta
nos verán. ¡amor mio! amándonos
siendo dos pétalos siguiendo la corriente de un rió.
Dos espíritus libres de toda cadena.
Entonces en silencio. muy en silencio.
Nos dirigiremos al centro mismo de la tierra.
y allí. convertidos en agua. bailaremos tu y yo
la danza invisible que bailan de los dientes de león
sobre la frente de la luna llena.
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