Cicatrices de una lejana guerra:

Me duelen las espinas metálicas
de aquel 1914
que se clavaron ,
en lo mas profundo de mis ojos ,y de mi frente
En el interior de mis entrañas,
crece un arbusto.
cuyas flores de ceniza
Dan frutos de balas candentes y metralletas frías.

Me duelen las heridas grises,
de aquel 1915.
que perfora mis brazos
por la dentellada de un nebuloso perro.
Que desgarro mi piel,
abriendo una trinchera palpitante
dentro de mis huesos;
Que se volvieron barro blando
para que un ejercito de mil millones de cadáveres,
clavaran su bandera
sobre la mandíbulas de los caballos carnuces,
que beben agua negra
de un anochecer podrido.




Me duele el llanto desesperado
de aquel 1916
cuando la muerte
se descolgó de las ventanas
y la lluvia cayó de golpe,
como una ráfaga de pensada plata.
que perforo,
el corazón de las flores secas.
Que crecerán en el interior
de las entrañas abiertas de los soldados,
que arrastran su muerte.
sobre un cerro de calaveras.


Me duelen las cuchilladas
de aquel 1917
en el que las bestias de acero
clavaron sus garras,
sobre un reguero de ojos sin brillo,ni dueño.
y los gatos
salieron de las sombras de la ciudad sin tiempo,
para comer las ascuas
que quedaron esparcidas por el suelo.
arañando;
la boca de los niños,
que quieren beber lágrimas de los charcos.


Me duelen las cicatrices
de aquel 1918
cuando bandadas de águilas de humo
se lanzaron empicado
a alimentarse de la carroña,
que colgaba de las laderas abandonadas
en medio de un bosque de columnas vertebrales.
en donde los troncos
fueron convertidos en astillas,
por la fiera carcoma
Que poso sus huevos,
dentro de las pupilas lechosas
de los leones muertos.



Soy una joven llamada Europa
Y me duelen las heridas
que dejo sobre mi cuerpo devorado
por las metrallas y las granadas.
aquella lejana guerra
que se pierde en el horizonte,
tras un cerro de viejas y desgastadas fotografías,
que se deshacen entre mis dedos
como una bola de papel consumida por el fuego.