Si el corazón es un manzano
¡Arráncamelo!
Y come de él
los frutos del amor prohibido.
Hasta dejar tan solo
la semilla
de una herida coagulada
en forma de un beso
transparente como rocío.
Y haz en mi piel el nuevo jardin
donde jueguen
las serpientes de nuestras delicias
y de nuestros paraísos.
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