El tiempo congelado
en unas pupilas reducidas
a la sombra de un recuerdo reducido
a escarcha.
La melancolía
atravesando como una bala
los corazones rotos
por la guadaña gris de la guerra.
Y las arañas del hombre
poniendo huevos sobre las grietas
de unos labios cortados
por las ensangrentadas tijeras del hambre.
En el pueblo de los momentos grises
el reloj camina hacia atrás.
Y los campanas resuenan como estallidos
de aviación y de fusiles.
La historia es una fotografía rota.
Tu historia. Era un periódico desgastado.
Y una vela moribunda.
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