He jugado con los hilos de mi alma

He jugado con los hilos de mi alma
como si mi espíritu fuera una marioneta.
Creyéndome la dueña de un paraíso
de rosas eternas y de corazones sin reloj.

Porque a los 17 años me sentía
diosa y maga del tiempo y el destino.
Capaz de trenzar las venas de la luna
con mis dedos rotos y mis manos desnudas.

Pero ya no puedo jugar jamás
con aquellos hilos que anudaban sueños.
Porque ya no soy aquella fui.
Ahora soy un fantasma con mi mismo rostro.
Una versión descolorida de mis ilusiones.

Y aunque pudiera beber veneno
que supura de las cicatrices de la tinta.
Ya no podría jamás, jugar con mi alma
como jugaba antes de todo.

Antes mucho antes de que el silencio
pusiera una losa en mi panteón sentimental
y la poesía, se vistiera de funeral un domingo.