lunes, 29 de abril de 2019

Guadañas de seda

Aunque mi dentadura
fuera el marfil de un piano que sonríe.

Aunque mis manos, ya alas del viento
acariciasen el corazón que duerme dentro de las calaveras.

Aunque mi espíritu retornara al barro
de su propio útero.

Aunque mi piel, se rompiera en mil gritos.
Y mis lunares fueran la única voz.

Aunque no quedara de mi, después de la tormenta
mas que la uña,  y la comisura del labio.

Aunque la noche me devore viva
dejando tan solo,piel y sombra de mi melancolía.

Yo no podría soportar la sensación de abismo y muerte
que ocultan unos labios
que convertidos en guadañas de seda
cortan con pasión de cicuta, y aguijón de abeja.

Mi boca dormida sobre los contornos destrozados
de un romance que es coma, sueño y herida.


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