Camino por la cuerda floja de mi alma.

Camino por la cuerda floja de mi alma.
Sin miedo a precipitarme en el vació.
Camino con los ojos sobre las manos
Completamente ciega a la vida.
Y al miedo que se tiene de ser devorada
Por las amapolas grises de los recuerdos.
Caminos con las llagas abiertas de mi juventud.
Dejando a mi paso un reguero de flores marchitas
Y mariposas sepultadas en crisálidas.
Camino arrastrando mi miedo y mi alegría.
Como eslabones de una larga y pesada cadena.
Esquivando los abismos de los sueños
en cuyos ojos hay bocas manchadas de negra sangre
De haberse comido a mis luceros.
Camino canino casi sonámbula.
Más muerta que viva.
Con los labios rotos y las manos desgarradas
de haber amado hasta desgarrarme la piel.
Camino con las venas abiertas
desangrándome sobre el hilo del destino.
Dejando lagrimas y piel a cada paso.
Camino como una funambulista de mi propio futuro.
Desafiando a la noche
Y a la muerte simbólica de lo que se teme.
O de lo que no llega,
Ajena a todo lo que voy dejando atrás.
Ajena a lo que me espera al otro lado de la cuerda floja.
Las luces están encendidas.
El foco de color ilumina mi sombra.
El mañana esta al otro lado.
Y yo empiezo a perder el equilibrio.