sábado, 10 de diciembre de 2016

Requien a un árbol talado:

Cuarenta años mutilados.
Cuarenta que se marchitan
en el jardín sin flores.
Cuarenta años que sangra sabia
por las grietas de sus troncos cercenados.
Cuarenta años mudos.
Cuarenta años secos.
Cuarenta  años que se funden
 en las entrañas de la tierra.
Cuarenta gritos incrustados
en cuarenta gargantas.
Cuarenta años.Que son cuarenta muertes.
Cuarenta muñones de madera
que rozan la piel del aire.
En un campo vació de almas,
se consumen cuarenta años mutilados
por las mandíbulas oxidadas de las bestias del acero.
Un cadáver que oculta bajo su piel
cuarenta cicatrices.
Y yo viuda de tu triste sombra.
Lloro abrazada a tu lapida invisible.
Lloro por los cuarenta latidos que te robaron.
Por tus cuarenta años brutalmente profanados.
Lloro. y mis lágrimas son mortajas invisibles
cubriendo tu cuerpo roto.
Cuerpo que se consume astilla a astilla
siendo devorado lentamente por los gusanos de la brisa.
Y en el cementerio de los...
Solo quedo tu cadáver carcomido.
Y entre las ramas transparentes resonaron
como cuarenta campanas invisibles.
¡Tus cuarenta latidos entrecortados!

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