martes, 22 de noviembre de 2016

Tarde de lluvia:

Miles de gotas de agua
atraviesan mi pecho
como diminutos clavos de cristal.
Y en mi alma quedaron los estigmas
de este otoño enajenado.
Porque en este otoño sin color y sin tiempo.
Mi corazón es una flor sin pétalos.
Un lienzo en blanco
del que se descolgaron  uno a uno los colores
quedando tan solo un pozo gris
donde flota la niña muerta de mi melancolía.
Y solo me sale la poesía mas triste
que jamas se haya escrito.
Una poesía que corte las cuerdas de los violines.
Y que rompa la noche en miles de pedazos.
Porque en esta tarde de otoño
se desprendieron las hojas
como lágrimas de cristal contra un suelo
lleno de párpados.
Y la lluvia convertida en miles de cristales
atraviesan cada latido de mi corazón.
Que ya no es un corazón.
Sino una carcasa vacía en medio de un desierto
en donde solo hay una flor seca.
Y una larva  desnuda de su mariposa.
Mi espíritu hecho carne se encerró dentro de si mismo.
Y una nube antropófaga
quiso comerse cada uno de mis poros
y de mis lunares.
Un relámpago convertido en puñal
perforo mis huesos.
Y en medio de la Gran vía....
Miles de gotas de agua atravesaron mi pecho.
Tarde de violines mutilados.
Tarde de tinta que desprende del verso.
Tarde de otoño enajenado y de estigmas en alma.
Alma que es un pájaro herido
con un astilla perforando su garganta.
Tarde.sin tarde.
Tarde de lluvia.
Y de rascacielos que se vuelven,
sombra tapando el cielo.
Tarde en la que mi corazón abierto
es un pozo donde se hunde,
la mariposa multicolor de mi nostalgia.

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