Flores en la boca.
Puñales en la espalda.
Labios rotos
que atraviesan como ballestas
mis ojos
y mi garganta.
Dolor agudo y frío
que va cortando lentamente
mis heridas.
Heridas que queman
como metales al rojo
mi pecho reducido a un agónico suspiro
de algo parecido a la añoranza.
Y me duele. Me duele, me duele
profundamente el balazo perdido
de tu ausencia.
Porque yo ya no soy yo.
Soy algo parecido a la sombra
de lo que alguna vez
se llamo amor.
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