Aguas turbulentas
en el mar sin orillas de mi corazón.
El silencio que se vuelve
una flor abriendo sus raíces oscuras
en medio de mi pecho.
Mi sangre convertida en espuma
golpea mis emociones
con la fuerza de un toro que embiste
con unas astas
que ocultan bocas en sus extremos.
Me duele las horas
como me duele la cicatriz de las memorias
que se vuelve lobos
y muerden mis sueños mientras estoy dormida.
Mas que dormida.
Flotando fuera de mi piel y de mis lagrimas.
como un ángel que observa
su piel, sobre las sabanas.
Canta una sirena
en la esquina mas oculta y oscura
de mi habitación.
Y mis latidos son aquel acantilado
donde se choca
todos los astros ciegos
y aquel barco mercante de romances
cargado de versos.
En mis ventrículos hay una brújula.
Y esa brújula señala
al norte de mi sombra oculta entre tus besos.
Pero entre tanto
me ahogo en mi propio latido.
Y flota mi pequeño cadáver invisible
en medio de este mar
donde desovan las lunas sin noche
de mis recuerdos.
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