domingo, 1 de julio de 2018

Atentado:

De pronto,sonó un disparo.
Y los cafés comenzaron a temblar.
Los cristales se volvieron niebla.
Y el silencio un puñal en la cabeza.

Las manecillas del reloj
se volvierón afiladas gota de sangre.
El trafico paro en seco.
Y los coches enmudecieron su claxon.
Todo era un grisaceo silencio.


Un relámpago de plomo
atravesó las espaldas y las frentes.
Miles de ojos observaban detrás de las vitrinas.
Y la ciudad es una inmensa lágrima oscura.
Llorando sobre las alcantarillas.

Sobre la mesa una servilleta
moría con un poema inconcluso.
La barra fue trinchera.
Y las baldosas eran corazones blancos
que latían con fuerza.

Un grito. que fue eco
fue escuchado por las calles adyacentes.
Y en la cafetería solo quedó las sillas vacías.
Y oxidados por la pena.
Los mangos de las cucharillas.

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