Hay una enredadera de besos...

Hay una enredadera
de besos atados
a la sombra de los corazones.
Y de corazones
con la piel abierta.
Una enredadera
que gime y que suspira
por sús rices de calientes venas.
Y que palpita
con suspiros de lunas y pinta labios.
Todas las noches
se entrelazan los besos
en una maraña roja
de azucenas desnudas y luceros.
Y entre sus tallos crecen
Psique y Cupido
devorando vivos a sus vástagos.
Con sus dientes
de piel y de azucena.