Caídas están las hojas del árbol de los tiempos.

Caídas están las hojas
del árbol de los tiempos.
Horas que sobre la tierra se retuercen
como peces moribundos
en el charco de su propio silencio.

Un corazón que ya es campana
palpita anunciando la hora del llanto.
Y hay una mano y un labio de poeta
bajo la noche enterrados.
Un violín y una guitarra que lloran
con lágrimas de sangre y fuego.

Mi sangre un río donde fluyen
todos mis sueños desprendidos de su piel.
Y son mis ojos oscuros dos ventas abiertas
al inmenso paraíso de mi ayer.
De un ayer oscuro donde la luna es polilla.
Y es la noche la tela que devorara
hasta dejar sobre el cielo una madrugada herida.

Y no habrá mañana ni pasado.
La vida duerme el sueño de su muerte
con el corazón abierto.
Y es aquel árbol desnudo de horas verdes
Una sombra retorcida
en el oscuro paisaje en donde dibujé mi miedo.

Sobre la tierra se retuerces las horas,
Como peces moribundos
en el charco de su propio silencio.
Y yo...
bajo la sombra oscura de este árbol
convertido en esqueleto.
Recuerdo sus inmensas ramas llenas de relojes
y corazones en blanco y negro.