Hay un grito de mil flores

Hay un grito de mil flores
en el dorso de un cuchillos.
Y un romance de venas y raíces
en el cementerio.
Todas las noche una doncella se corta los ojos
con el filo de la luna menguante.
Y camina ciega por senderos
donde el romance es un bosque laberíntico
repleto de labios y de cristales.
Suena en medio de un latido
un coro de campanas de sangre seca
y los ecos de aquellos besos sepultados
que se volvieron una maraña de cascabeles mudos
ahogados en su silencio.
Y las cartas de amor
fueron lapidas blandas
que se desprendieron fibra a fibra
sobre nuestros dedos.
Como pequeñas pieles de cera derretido.
Dejando abierta en nuestra mano
una llaga de tinta.
Romance melancólico y oscuro.
Romance con mariposas volando
en el interior de las pupilas.
Romance de calaveras y rosas
en esta noche oxidada y sangrante
en la que los corazones se vuelven cadenas.
Y las lágrimas que son candados.
Con la llave puesta.