Nos quema la boca de besar las candentes horas

Nos quema la boca
de besar las candentes horas
que consumen la soledad
del espíritu.
y el vació nuestro corazón.
Que ya solo es
calavera de sangre
y flor de sombra
de nuestra propia muerte interior.
Las memorias llevan ascuas.
Duras ascuas en el cielo de mi lengua.
Palabras candentes, entre las chispas que se producen
cuando la vida te golpea de lleno
en el estomago
Con toda la fuerza del ayer.
Y sientes ganas de vomitar sobre la cama
aquel niño que fuiste.
Porque duele. Nos duele el calor amargo
de una existencia oculta
en el perfil sin luna de nuestros huesos.
Saber que la guitarra es solamente
un esqueleto de astillas.
Y que muere de pena
cuando nadie se atreve a tocarla.
Que un poema es, solamente el dibujo
de un suspiro manchado de tinta
entre las lineas del cuaderno.
Y que desaparecemos ,
sin que nadie se de cuenta de que nos hemos ido.
Primero de la vida.
Luego del espejo.
Dejando tan solo unas huellas teñidas de grises
junto a la ceniza que quedo
cuando calcinados los recuerdos
quedo calcinado
el corazón.