domingo, 17 de junio de 2018

La calavera multicolor de nuestra niñez.

Desprovistos yá
De nuestras mascaras de hombres violentos.
Solo queda
La calavera multicolor de nuestra niñez.

Como un recuerdo de aquello que fuimos
antes de la guerra.
Y una metáfora cruel y permanente
de nuestra inocencia.

Aquellos niños que una vez soñamos ser
murieron en el gueto.
Y nuestras fantasía quedaron para siempre
ocultas entre las balas.
Y entre los hierros retorcidos de las alambradas.

La pureza infantil,
que antaño fue una mariposa en nuestra retina.
Hoy es un buitre
cuyo cadáver tiene una jauría de perros famélicos
lamiendo sus heridas.

La fantasía murió tras el primer disparo.

Y solo quedó nuestra colorida calavera.
Tras arrancarnos
Con nuestras manos manchadas de muerte.
Y realidad.
La inocencia de nuestra piel.

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