miércoles, 28 de agosto de 2019

Asalto de flechas liquidas sobre el corazón del verano

Serenidad.
El cielo pintado de lila.
Y un corazón de plata
que bombea destellos de humo
entre las nubes.
La noche,
es una pincelada oscura y furtiva.
Y es el relámpago una flor
que extiende sus pétalos de fino cobre
sobre las pieles que se levantan
de la carne del asfalto.
Cada gota de lluvia
es una pequeña flecha.
Un puñalito diminuto.
La simiente liquida del dios Neptuno.
Y las pluma de un ángel
que caen, cortando y acariciando
el paisaje.
Todo lo que tenia disfraz de verano
se quito su mascara y su velo.
Mostrando su desnudo de otoño adelantado.
Y los ojos grises que observan con nostalgia
un paisaje desdibujado.
Un paisaje de niebla de ladrillos.
Y carreteras de barro.
El sol.
La brisa.
Y las huellas de los niños.
Juegan al escondite entre los jardines glaciares
donde los contornos relampaguean.

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