Pinto de colores invisibles

Pinto de colores invisibles
los paisajes que se vuelven cementerios
ante mi vista.
Y tapio las ventas de mis parpados.
Y de mis retinas.
Con pétalos de flores y brochazos de noche eternas.
Para no ver  el desolado desierto urbano
en donde los edificios
Son pozos flotando sobre el asfalto.
Me arranco la piel
con la lágrima del niño pobre.
Y escribo con mi sangre
un poema que grite libertad y esperanza
en todas las fachadas.
Si pudiera...
me sacaría las venas del brazo.
Y las clavaría profundamente en el corazón del alquitrán.
Y en las entrañs de la tierra.
Para que creciera un árbol de palomas rojas
Justicia desnuda.
Amor sin cadenas.
Verdad y  con su pecho al aire.
Vida que grita ¡vida!
Llanto de tinta y cémento sobre la ciudad vacía.
Quiero gritar hasta romperme
en millones de cristales de sueños y sangre.
Quiero ser la sonrisa del perro
que haya su paráiso en un mendrugo de pan.
Quiero un pedazo de tierra
sin flores de fango ni aguas podridas.
Pero mientras tanto...
solo puedo pintar con colores invisibles
el páramo de tumbas de cemento y de ladrillo
que se extiende
como una columna de humo solido
delante de mis ojos.
Soñando un paraíso aún no creado.