Robaron la piel del tiempo.

Robaron la piel del tiempo.
La inocencia del aire.
El corazón de la noche.
Y el ruiseñor de boca de las niñas.
Cortaron las olas del mar y el secreto del cielo
Con la luna menguante.
Y el placer se volvió un silicio
y una cadena de espino
envolviendo el espíritu de los amantes.
No quedan paginas en el cuaderno
para escribir todo lo que la noche anhela.
Y todo lo que solloza dentro del sueño.
No quedan ángeles en su retablo.
Ni pecas en las mejillas de los niños.
La primavera herida de nostalgia
muestra al mundo,
flores ocultas entre las calaveras.
Melancolía de pianos agonizantes.
Llanto de nieve y aguacero.
Grito afilado y acristalado
que atraviesa el umbral melancólico del poema.
Silencio negro y asfixiante en el acantilado
donde la luna se corta las venas.
Hoy llora una estrella con un espino en la garganta.
Hoy la belleza es una pincelada deforme
en el lienzo de la realidad.
Una pincelada que oculta trazos de besos muertos
y mariposas de sangre.
La vida es un pájaro de humo
que se escapa volando atravesando nuestro pecho.
Y la juventud un cristal que se rompe
Cuando lo roza con sus patas
la polilla del recuerdo.
Mis ojos son dos pozos
Donde se hunden las flores marchitas
de mi azulada niñez.
Y en una ciudad desolada y fría
resuena ese tic tac triste,
de cuando agoniza un ángel herido en la reyerta
entre el ego y la belleza.