En esta noche pesada y mortecina.
Llora un violín de cristal
sobre mi pecho.
Y la osa mayor muestra en el cielo
su azulada calavera.
Enredaderas de cristal
crecen atravesando mis labios.
Como puntas de navaja tiernas.
Y la luna de mi infancia muerde con furia
mi corazón y mi garganta.
Dentro de mi piel herida por el llanto.
Gime una niña de sombra y un ruiseñor de ceniza.
Y hay en mis manos una fosa común
en donde fueron enterradas todas las estrellas de papel.
Y todas las mariquitas de barro.
Tristeza de sombra gris.
Tristeza del alma que muere en un cigarro.
Tristeza de ver como se desvanece tu sombra
entre las paredes del tiempo.
Hoy quiero morir entre las lineas de mi cuaderno.
Hoy quiero ser ese violín que llora.
Porque es tan grande esta pena que yo tengo.
Que no hay cáliz que la guarde.
Ni altar al que rezar a mi ángel muerto.
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