domingo, 17 de septiembre de 2017

Eramos niños.

Eramos niños.
pequeñas siluetas recortadas sobre el paisaje.
Un sueño que se vuelve enredadera
y abraza a otro sueño.
Vivíamos dentro del corazón del aire.
Ocultos de todos los luceros caníbales
que querían arrancarnos la flor del labio.
Eramos niños
Sin miedo a la noche asesina
de nuestra pequeñas palomas de papel.
Y sin la amarga sensacion
de tener una polilla de cristal rondando
nuestra sangre.
ni los cuervos de las horas oscuras
picoteando nuestras pupilas recién dibujadas.
Eramos niños.
Pequeños suspiros multicolores.
en un jardín donde mueren lentamente los juegos.
Fantasías vivientes de una realidad
que va poco a poco mostrando su perfil mas podrido
por los gusanos del tiempo.
Y su desgastado esqueleto.
De todas las lágrimas amargas que se clavarón
en sus grises huesos.
Eramos niños.
Peces de agua nadando en cielo abierto.
Orquídeas que ríen con mil lunas en la boca.
Y unos luceros que tintineaban juguetones
En medio del caos y del miedo.
Del miedo que produce la vida
cuando esta es una bestia de afiladas garras de hielo.
y te arranca las ilusiones
para alimentar con ellas a las pirañas.
Eramos niños. Solamente niños.
Niños cuyos contornos fueron cincelados
por nuestros recuerdos.
Recuerdos de un ayer perdido y encontrado
en medio de un caja.
Donde nuestra piel se fundió con la fotografía.
Y nuestra sombra blanca
era una mariposa que alzaba su vuelo
en medio de un remolino de instantes que dormitaban
en la yema de nuestros dedos.
Eramos niños.
Si. Niños.
Niños que no sabían del dolor de la muerte
ni del llanto de la tierra.
Eramos retazos de una infancia
que se perdía entre los laberintos de la imaginación.
y por aquellos caminos trazados
por la mano de Dios.
¿Y ahora?....
¿que somos ahora?
Reflejos perdidos de nuestros días violetas
Que juegan atrapados en el espejos.
Ensoñaciones líricas que gimen en silencio
la amarga penitencia del adulto.
Durmamos el sueño de aquel primer niño
que consiguió poner su latido marcha atrás.
Cerro los ojos al dolor oscuro de la vida.
Mañana quien sabe...
A lo mejor despertamos con nuestro desnudo pintado
con la pureza del azul.
Y volvemos al origen mas secreto
de nuestra primera sonrisa.
Y al primer instante en el que fuimos
un primer aliento
en boca de nuestro mas intimo yo.

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