El corazon y el oxido.

La maquina del mundo funciona
engrasada con muertes y con sangre.
Haciendo girar sus motores de pobreza.
Y sus engranajes de lágrimas y pieles.
Todas las mañanas el gran polígono del mundo.
Amanece escupiendo sólidos vapores
y manos amputadas en un tanque de ácido.
Donde se hundieron las horas tristes
Junto al espectro del hambre.
Y en donde salio a flote un esqueleto
vestido con un mono de obrero.
Un esqueleto que sonreía
con monedas en la boca en vez de dientes.
Y que tenia incrustado en sus ojos huecos.
dos mendrugos de pan negro.
Y clavado en la frente el corazón de un compañero.
Todos las tardes a las 5 en punto de la angustia.
Se hace un espeso silencio negro y gritan las sirenas de la fabrica.
con estruendos de niños muertos.
Y aullidos de herida plata.
Todas las tardes a las 5 sangra un antebrazo atrapado
entre los corazones plomizos de la maquina.
Todas las tardes va cayendo una lluvia de billetes y martillos
sobre las heridas abiertas.
Todas las tarde hay una viuda que llora lágrimas de azufre
sobre una pagina necrológica.
Y un hijo observa el fantasma de su padre
atrapado en una fotografía.
Todas las tardes a la salida de la fabrica
falta algún obrero.
El que quedó dentro sangra papel moneda
y llora sudor y aceite
Sobre una tubería ensamblada con dedos arrancados.
Y con restos de dientes.
El corazón y el oxido.
Los engranajes y los latidos.
La vena corroída en la arteria de la maquina.
De esa gran maquina llamada mundo.
Esa maquina siempre funcionando con sangre y con muertos.
Y girando sin parar sus motores de pobreza
En una continua jornada laboral.
En donde no existe lugar para el descanso.
Solo una jubilación forzada
cuando el tiempo clavé sus manecillas de plomo
en los corazones de los hombres
convertidos desde antes de nacer en obreros de su fabrica.
De esa fabrica angustia y de silencio.
¡Esa fabrica llamada miedo!